domingo, 16 de septiembre de 2012

Un amor difícil (Capitulo 2, continuación)


Estábamos perplejas por lo que nos había acabado de contar Paul y sin saber que decir, en ese momento Ian se fue de la habitación pero yo no le seguí, no sabia que hacer ni que decir. En ese momento aparecieron por la puerta Cadee y su novio Johan pero ninguno les saludamos en un tono alegre como solíamos hacer de costumbre, acto seguido Bianca recogió sus cosas y dijo que tenia que ir a revisar una cosa en sus libros por si venia algo de esto y también airearse un poco, por lo que Paul y Eva dijeron que la llevaban a casa porque Eva también necesitaba salir de esta casa. En ese instante Cadee me comenzó a hacer todas las preguntas que podía aunque yo no le contestaba porque no podía articular palabra, hasta que intento el control mental conmigo y entonces si que pude hablarla: “Ni lo intentes, que aunque no haya ingerido la verbena la llevo puesta en esta pulsera ¿recuerdas?”, Johan se empezó a reír y me pidió que por favor les contase que había pasado y porque yo estaba así, por lo que les conté la historia que nos había contado Paul. Fliparon, era evidente lo habíamos hecho también nosotras tres, después de darme una larga charla Johan pensó que seria mejor que se fueran para que yo pudiese descansar un poco de Cadee y fue lo que hicieron.
Genial, ahora estaba con Ian en la misma casa y los dos a solas, ¿qué se supone que debo hacer?, pues decido ir a la habitación donde esta y acribillarle a preguntas en cuanto le vea. Llego al salón que es donde esta y en cuanto voy a empezar a hacer las preguntas me interrumpe diciéndome: “Kate ni lo intentes porque ahora no te voy a contar nada, no necesitas saber nada más por el momento y no creo que puedas asimilarlo”, al oir esto abro la boca para responderle pero ya le tengo enfrente mía, pero aún así consigo el valor que necesito para responderle: “Sabrás tú lo que puedo o no puedo asimilar yo”, y para mi sorpresa su reacción es darme un beso, un beso calido y largo del cual yo no puedo apartarle porque me gusta sentir el tacto de sus labios con los míos, cuando se aparta lo único que me dice es: “Creo que si que sé lo que puedes o no asimilar, porque esto no lo has asimilado, ¿a que no?” y pone esa cara de placer que pone cuando sabe que tiene razón. De repente mientras que intento volver a pensar con claridad, él se vuelve a por su vaso, comienzo a sentir esa sensación otra vez y lo que ocurre es que todos los libros de las seis estanterías que tiene en el salón ahora están en el suelo…

1 comentario:

  1. Me gusta que hayas seguido con la historia, no la dejes abandonada que está muy bien :)

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