Estábamos
perplejas por lo que nos había acabado de contar Paul y sin saber que decir, en
ese momento Ian se fue de la habitación pero yo no le seguí, no sabia que hacer
ni que decir. En ese momento aparecieron por la puerta Cadee y su novio Johan
pero ninguno les saludamos en un tono alegre como solíamos hacer de costumbre,
acto seguido Bianca recogió sus cosas y dijo que tenia que ir a revisar una cosa
en sus libros por si venia algo de esto y también airearse un poco, por lo que
Paul y Eva dijeron que la llevaban a casa porque Eva también necesitaba salir
de esta casa. En ese instante Cadee me comenzó a hacer todas las preguntas que
podía aunque yo no le contestaba porque no podía articular palabra, hasta que
intento el control mental conmigo y entonces si que pude hablarla: “Ni lo
intentes, que aunque no haya ingerido la verbena la llevo puesta en esta
pulsera ¿recuerdas?”, Johan se empezó a reír y me pidió que por favor les
contase que había pasado y porque yo estaba así, por lo que les conté la
historia que nos había contado Paul. Fliparon, era evidente lo habíamos hecho
también nosotras tres, después de darme una larga charla Johan pensó que seria mejor
que se fueran para que yo pudiese descansar un poco de Cadee y fue lo que
hicieron.
Genial,
ahora estaba con Ian en la misma casa y los dos a solas, ¿qué se supone que
debo hacer?, pues decido ir a la habitación donde esta y acribillarle a
preguntas en cuanto le vea. Llego al salón que es donde esta y en cuanto voy a
empezar a hacer las preguntas me interrumpe diciéndome: “Kate ni lo intentes
porque ahora no te voy a contar nada, no necesitas saber nada más por el
momento y no creo que puedas asimilarlo”, al oir esto abro la boca para
responderle pero ya le tengo enfrente mía, pero aún así consigo el valor que
necesito para responderle: “Sabrás tú lo que puedo o no puedo asimilar yo”, y
para mi sorpresa su reacción es darme un beso, un beso calido y largo del cual
yo no puedo apartarle porque me gusta sentir el tacto de sus labios con los
míos, cuando se aparta lo único que me dice es: “Creo que si que sé lo que
puedes o no asimilar, porque esto no lo has asimilado, ¿a que no?” y pone esa
cara de placer que pone cuando sabe que tiene razón. De repente mientras que
intento volver a pensar con claridad, él se vuelve a por su vaso,
comienzo a sentir esa sensación otra vez y lo que ocurre es que todos los
libros de las seis estanterías que tiene en el salón ahora están en el suelo…
Me gusta que hayas seguido con la historia, no la dejes abandonada que está muy bien :)
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